sábado, 2 de mayo de 2009

Peste Indescifrable

IZO Editorial - Peste Indescifrable - 2/Mayo/2009

Peste Indescifrable

2 de Mayo, 2009. Uruapan, Mich. (IZO Editorial) --

Vaya mi personal y sentido agradecimiento al Gobierno, pero más expresamente al pueblo de China, por la entrega de esa valiosa y oportuna ayuda altruísta de 5 millones de dólares, parte en efectivo y parte en especie, que además incluyó el traslado desde la lejana, antipódica y subyugante Beijing.

Un avión de Air China aterrizó la madrugada del viernes en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para entregar las 45 toneladas toneladas métricas de ayuda médica que el país del oso koala donó a México para combatir la influenza humana que azota nuestro país. El primer mandatario, en compañía de la canciller Patricia Espinoza acudieron a las 0:30 horas del viernes pasado a recibir y agradecer cumplidamente tan valioso y vital cargamento. El embajador de la República Popular China acreditado en México, Yin Hengmin, estuvo presente para hacer la respectiva entrega a nombre de su país.

Me pregunto si el arribo de este trasnochado avión pertenece también a la internacional y teatral parafernalia montada por las transnacionales que gobiernan a los gobiernos de las grandes potencias que buena parte de la población argulle, discute y sustenta. No descarto, más bien afirmo que situaciones de esa naturaleza se dan en muchos países, y que el nuestro no es la excepción. Desgraciadamente estos casos existen y son tan reales como que mi mano derecha tiene cinco dedos. Baste recordar la novela documental del inglés John Le Carre "The Constant Gardiner" (El Jardinero Fiel) y la no menor Syriana de Robert Baer, ambas llevadas magistralmente a la pantalla por ese cine tan desconcertante como agresivo e inentendible como es el cine independiente, que a la vez tiene ese ingrediente de consternación que invita a leer y releer, a revisar y a volver a revisar el libro o la cinta dos y quizá hasta 10 veces para ser capaz de digerirla.

Dios ha sido señalado como el responsable de arrojar al mundo y a sus habitantes esta enfermedad. Hace no más de tres días llamaron a mi puerta dos testigos de Jehová que amablemente me invitaron a leer con ellos la Palabra de Dios y a reflexionar sobre las palpables y claras señales que indican que el fín del mundo está próximo. Según ellos esta pandemia es una de esas señales. (Mt. 24. 3-25, Mc. 13. 5-13 Lc. 21. 8-19). ¿De qué privilegios gozan estos sujetos que han sido destinatarios de tan divina y directa revelación? ¿No soy yo tan hijo de Dios y tan amado por El como ellos? ¿Por qué entonces Dios no se ha comunicado conmigo? Yo prefiero creer que Dios estableció las inviolables leyes de la física, de la vida y de la moral, y que cada una de las vicisitudes naturales es el resultado de la aplicación de ellas.

Se ha acusado también al Gobierno de México de distraer la atención de sus ciudadanos (debo aclarar, de despistarnos, a tí amable y escaso pero entrañable lector de esta tinterilla columna, y a mi, tu deleznable escritorcete que de cuando en cuando te incomoda con estas y aquellas chundeces) sobre asuntos políticos verdaderamente relevantes, como son las próximas elecciones intermedias, o sobre un supuesto compromiso tomado entre los líderes del G-7 (que ahora se llama G-20) y el Presidente de México para permitir la manipulación, y con ello el fomento de la economía transnacional en favor de las enormes y traqueteadas firmas farmacéuticas, así como de las tecnológicas, de las automotoras, de las petroleras, de las transportistas, y de todas las que el primero y el extinto segundo mundo cuentan en su haber.

Que el G-20 haya intentado intimidar a nuestro Presidente, es posible. Que este último haya aceptado ser un vendepatrias, (debería decir vendemundos) estoy seguro que no lo es. Creo por el contrario que el Gobierno que él preside actuó con la premura que cualquier ser humano comprometido con su país lo hubiera hecho ante la actual contingencia porcina.

Si su servilleta fuera en este momento el Presidente, admito con gran pena, que me habría tardado mucho más tiempo en decretar la emergencia sanitaria. Los goznes políticos, sean de la idelología que sean, se tardan enormidades en ponerse de acuerdo. Creo que tengo la misma capacidad intelectual, preparación y experiencia (probablemente un pelito menos) que los políticos que actualmente nos gobiernan, sean de la siniestra congregada, de la acuamarina tropical, del jurásico renaciente, de la antorcha laboral, en suma, de la confluencia, de la reacción federal, de la novedad aliada, o de la sociedad democrática.

México no ha prosperado en muchas ocasiones durante su discurrir histórico gracias a la división, desconfianza, y orgullo de que somos capaces los mexicanos.

Dejemos que el actual Gobierno haga su parte. Nosotros hagamos la nuestra. Por cierto ¿Ya te pusiste tu tapabocas? ¿Ya te lavaste las manos? ¿Ya decidiste suspender labores del 1 al 5 de Mayo? y sobre todo, ¿Ya hiciste conciencia común con tu familia acerca de esta enfermedad? ¿Ya hablaste de ésto con tus allegados?

Si uno se cubre la boca, si uno se lava las manos es un acto completa e indiscutiblemente de conciencia personal. Yo por lo pronto he invocado a la prudencia, y por sí o por no, mejor me lavo, mejor me retiro de las aglomeraciones, mejor no me subo a los camiones (urbanos), o si me subo será con mi tapabocas, mejor no voy al concierto de Chente, pero sobre todo, mejor creo en la capacidad e integridad del Gobierno que rige en este momento mi país y lo respaldo a carta cabal.

Hasta la próxima. Voy a lavarme las manos.

Ignacio Zamora


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