Pantalones Presidenciales
Honestidad, pantalones, humildad, fe, congruencia, y un sinfín de atributos más, son parte del bagaje necesario para gobernar a la nación quasi más poderosa del planeta. Barack Obama está demostrando poseer algunas de esas cualidades en estos escasos quince días que lleva en el poder.
Tom Daschle renunció sorpresivamente este martes a su designación como Secretario de Salud del Gobierno Americano. Esta dimisión se escalonó a la de nancy Killefer y a la del ex-gobernador de Nuevo México Bill Richardson, quienes han estado presuntamente involucrados en delitos fiscales y tráfico de influencias.
Obama consideró que tales "pequeñeces" fueron suficientes para prescindir de los servicios de tales personalidades.
Quizá estoy sobrevalorando la personalidad, las directrices y las motivaciones del presidente 44 de los Estados Unidos. Me atrevo a hacerlo. Pero no subestimo la congruencia que manifiesta entre sus acciones y aquello que prometió, en campaña, al pueblo estadounidense. Tampoco menoscabo los pantalones que debe vestir, ni el cinturón que debe ceñir el señor Obama para solicitar, en privado, la renuncia de cada uno de estos personajes.
Rarísimos seres tienen la humildad que requiere expresar pública y mundialmente "me equivoqué". El presidente de los Estados Unidos lo hizo. Su acción es un caso extraordinario en los anales de la política.
En anteriores períodos presidenciales, Bush Jr., Clinton, Bush Sr., Reagan, Carter, Ford, Nixon, Johnson, Kennedy, Eisenhower, y así sucesivamente podría seguir nombrando, en retrospectiva, a cuantos han ocupado el sillón de la Oficina Oval, salvo las honrosísimas excepciones de Roosevelt, Lincoln, Jefferson, Washington y quizá Wilson, no se había presentado una situación como la que vive hoy el pueblo americano: tener un presidente con las calzas perfectamente ajustadas.

Es extremadamente difícil e inseguro evaluar los móviles de un hombre con escasos quince días en el poder. Quiero darle a Barack (estoy seguro de que me permitirá nombrarlo así) la oportunidad de demostrar lo que puede o no puede hacer. Si pasados 20 años la Historia lo condena, probablemente yo también lo haré.
La honestidad y la condescendencia de Barack para con los capitales de su país será la disputa de los medios por los próximos cuatro años. Yo, simplemente quiero soñar con que este señor "no tiene cola que le pisen", y si la tiene, es extremadamente corta. (todos la tenemos por supuesto, pero a muchos casi ni se les nota, o se camuflaja según las circunstancias)
Y que puedo decir de su fe. Nada. Solo Dios sabe la sinceridad de sus intenciones. Que Él lo ilumine para desempeñar el denso cargo que ha adquirido.
Hasta la próxima.
Ignacio Zamora
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IGNACIO ZAMORA